lunes, 26 de octubre de 2015

POETA MALO, POETA FOME.





Poeta malo, poeta fome.
Le lee a sus únicos auditores,
quienes suelen ser familiares,
si quiera amigos, sus malos poemas,
poemas fomes. Círculos viciosos,
amigos incestuosos que se enamoran
de sus hermanas, de las esposas de sus amigos,
de lo más cercano e inofensivo.


Leen, pues, sus fomes poemas
a sus respectivamente fomes auditores,
se apresuran a meterse el micrófono en la boca,
y no quieren escuchar más que lo único
que han escuchado a lo largo
de su fome existencia de poeta fome.



Simplemente el Otro irrumpe, borracho,
no le dejan leer su poema, que posiblemente
no sea fome, lo insultan,
deja un par de chachetazos en la sala,
le vedan, le dicen en otros lugares:
golpeaste a un cojo, golpeaste a un distímico,
a un dislálico, a un disléxico!



Y así vuelve, poco a poco, la rutina
de los poetas fomes, a reencontrarse
en los mismos bares y restoranes prontos
a la clausura, a leer sus poemas malos,
sus poemas fomes.













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