LAGONIPÓN
Algo suena, algo laudatorio, y malévolo
a la vez.
Como una serpiente que ha cogido las más inmanencias para la quietud;
otra cosa; un mounstruo de ojos
rasgados.
Asi, además, cabe decir que las
angustias cósmicas pesan como testículos,
como los testículos de un gran dragón
ahogado, en un gran lago nipón.
Bravucones samuráis tienden a sus
amantes de boca a las orillas de dicho lago,
y les dan espadazos en sus tiernas nalgas
hasta la blancura.
Algo se está gestando, y algo
suena.
Un rito.
Sin duda es un rito.
La noche esta blanca, llena de
polvo estelar, y de ventisca.
Osos de bengala fugitivos gritan
desde las cimas de esos picos vertiginosos,
y la luna ha desparecido entre los
jirones de una bruma espumosa hokusiana.
Quizás sea por eso que todo esto
acontezca.
Quien sabrá?
Me limito a mencionar que
eso es todo lo que estoy soñando.
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