Algunas
veces leo un libro con
placer, y
detesto al autor. (Swift)
aun
ignorantes ante la muerte,
encogiéndonos
de hombros
nos corre la
última lágrima,
levantamos
nuestros brazos
y dejamos que
ella
nos quite el
camisón;
nos
recostamos de espaldas sobre la tumba
para que nos
quite pantalones y zapatos,
para luego,
como un crío
pegar la
oreja a su seno
y escuchar el
deslatir de su corazón
Por los ojos
de un niño transita la gente
Aparece y
desaparece, y el niño
Los deja
llegar, los deja irse.
No se
pregunta por qué han desaparecido,
No se
pregunta el por qué llegaron
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