jueves, 27 de septiembre de 2012



una ropa vieja camina sola hacia el centro de la ciudad
una máquina rota entra en el sueño ausente
retroqueando sus mecanismos hasta hacerle despertar
ese ausente grita, y los zapatos tiemblan
cuando nadie los lleva puestos
duermen en las casas, follan en las casas
a oscuridad, con la tele encendida sin volumen
o dan de mamar a sus niños, recostadas de lado
con la mano sujetando la nuca, y a medio dormir soñando
otro lee medio dormido, y escribe medio despierto
una cucharada de frases inconexas que se unen
en la otra dimensión, el gran libro que no se escribe
el pájaro solitario canta esta noche de lluvia
el perro muerto de la calle respira de pronto
el agua ha sustituido la sangre de sus venas
calle abajo, un abismo, un hoyo, que frena el rojo
del semáforo, un camión, una discoteca con música
mal sana, que estruja los pantalones de cuero
de su aromático sudor infernal, el jugo de sus vaginas
eréctiles, música, cámaras, y palos de madera
refrenados por la piel de los que serán encarcelados
comida fría roída por moscas desveladas que preparan
las infecciones del amanecer. Esta noche la cascada negra
Valparaíso, nuestro baño público, donde se ven todas las caras

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