lunes, 18 de marzo de 2013






LAGONIPÓN




Algo suena, algo laudatorio, y malévolo a la vez.
Como una serpiente que ha cogido las más inmanencias para la quietud;
otra cosa; un mounstruo de ojos rasgados.
Asi, además, cabe decir que las angustias cósmicas pesan como testículos,
como los testículos de un gran dragón ahogado, en un gran lago nipón.
Bravucones samuráis tienden a sus amantes de boca a las orillas de dicho lago,
y les dan espadazos en sus tiernas nalgas hasta la blancura.
Algo se está gestando, y algo suena.
Un rito.
Sin duda es un rito.
La noche esta blanca, llena de polvo estelar, y de ventisca.
Osos de bengala fugitivos gritan desde las cimas de esos picos vertiginosos,
y la luna ha desparecido entre los jirones de una bruma espumosa hokusiana.
Quizás sea por eso que todo esto acontezca.
Quien sabrá?
Me limito a mencionar que 
eso es todo lo que estoy soñando. 







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