domingo, 31 de marzo de 2013





Oda a James Dean







Tus ojos relucientes
Guardaron gritos, de a pasos
Hacia un blanco y un negro
Y luego hacia un coloreado mortecino
Y solitario en las carótidas de Hollywood.
Un Hollywood desprovisto de todos sus ropajes,
Como una especie de cementerio inverso,
Donde los actores y actrices van muriendo
Sin dejar de repetir las mismas escenas y
Parlamentos en películas caleidoscópicas
Que no dejan de rodar, de infinésimos ojos.

Eras como un Ícaro vestido
De vaquero, además de tu chaqueta de cuero
Roja que te ocultaba del Mundo.
Ibas demasiado rápido
Y se te quedó el negativo
Crepitando
Tras de tí,
Lejos de los perímetros
Del acantilado,
Con una fama,
Con una fortuna,
Y con un ídolo, y
En una película que no acabaste
Y cuyo guión manuscrito
Se perdió en alguna bodega
De la Warner Bros. o
Del Actor's Studio.

Un grito y un golpe
Eso fuiste, y padre de Platón,
Asi bien tus ojos brillantes
Que copulaban con los
Objetivos de las cámaras, además de
Tu voz de barro, y tu
Ágil cuerpo de atleta
Ebrio; Ah! quien te mató?
Nadie, te violaron
Según la Elizabeth Taylor;
Un cura de tu pueblo,
Y de ahí no volviste a salir.

Y Arrancaste
Y tu Porsche sin caballos
Y en llamas
Te llevo al otro lado
Del cielo
Donde al fin
Descansaste,
Y gritaste,
Y golpeaste a tu hermano,
Y te casaste con Leslie,
Y te volviste loco de amor
Sobre un Carrusel
Como ahogado
En un ojo endemoniado.

Fueron 24 años
y 3 películas,
de tí,
Ícaro insurgente,
pero
por su puesto,
nadie te atrapó.









No hay comentarios:

Publicar un comentario