lunes, 10 de diciembre de 2012


Kerouac viajó 7 años







podría pegar textos de Kerouac
por toda mi casa
y poner jazz, ese jazz
a todo volumen
y desnudarme
y comprar un six-pack-beer
y beber toda
la tarde
a solas
con mi máquina de escribir
y escribir
de nuevo
On the road
pero completamente
ficcionalizado
pues
ni siquiera sé
conducir
automóviles
ni siquiera
he salido
por mi cuenta
del país
o podría escribir
ese mismo viaje pero en
otro estilo
otra aventura
una aventura ensimismada
una aventura hacia adentro
la aventura de mi mente
como lo hizo Joyce
como lo hizo Proust
pero en clave beat
y sería esto maravilloso
pues podría darme
el lujo de hacer aparecer
dragones
esquimales
puta de otros siglos
duendes santos
cosas por el estilo
entre medio
de situaciones domésticas
o enamoramientos
y escribiría hasta que anocheciese
completamente ebrio
con los perros ladrando sin cesar
en la afueras de mi casa
pues bien sabrían
que alguien estaría
en el mundo
escribiendo algo
que le rezaría
a toda especie de animal
a todo ser viviente
su goce
su placer
como las meditaciones
interminables
de los tibetanos
como los viajes
alrededor del mundo
como la crianza de filósofos
en cautiverio
una aventura
un Huckleberry Finn
en clave mental
con ideas cruzándose
con platillos voladores
dándose de bruces
contra sus
propias incoherencias
una aventura permanente
sin un fin claro
y con un comienzo
críptico
pues la mente no cesa
y mi mente
en particular
pues tampoco
la mia
es un cajón
que guarda
un secreto
y un paraíso
uno solo
y lo que se escurre:
he allí la obra
me la pasaría años enteros
escribiendo
esa obra
que no se acaba
Kerouac viajó 7 años
por Norteamérica




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