jueves, 11 de octubre de 2012



medianamente perdido, con un pie en la soga
intento huir al Palacio de Versalles, pero el de las musas
un lugar provincial, aunque no lo crean; sitio de cauceos
y masturbaciones bajo la mesa con mantel plástico
de camareras mozas, de arrugas espléndidas
cuyo arte es el llevarte la comida como sea
(aquel oficio similar al de las madres de las Guerras Mundiales)
con un codo te sirven el completo y con el otro el medio litro
de pilsensita fría como el suspiro del pinguino rey
Palacio de Versalles, me tienes como pez en océano
buscando el milímetro de plancton que guardó para la onces
con el pie en la soga, y mediocremente perdido
en mi pieza hiper realista, donde cada centímetro
me recalca que no existe el tal Palacio de Versalles


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