viernes, 12 de octubre de 2012



ganas de orinar incontenible, rabias paralelas
que sugieren a mujeres desnudas que no se desnudaron
y que palidecen en otra ciudad, cargando sus ritmos de novia sueca
y no recordándote sino como un idiota fanfarrón
de lengua fácil, y de gestos pobrísimos
les das rabia, lo sabes. pero ya se lo has dicho con todo, y de todos los modos
"no pido comprensión, pido lucidez, mujeres"

recuerdo aquellas tardes que pasábamos mis compañeros
y yo en la sala de computación del colegio
era una suerte de pasillo, quizás porque era un pasillo
el único lugar disponible para llevar a cabo esas instalaciones
tan dispensables en aquel tiempo. un pasillo sí, pero lleno sol
grandes y extensos ventanales lo recorrían - la distancia de techo a
suelo excedía, calculo, los 4 metros - ; todo esto le daba un aire
de templo moderno, extraño, construído de madera y piedra pome
en una clase de Orientación nos dedicábamos, recuerdo, a investigar
los efectos subjetivos de las plantas alucinógenas de México
Yo en aquel tiempo leía bastante sobre la psicodelia de los 60'
y sobre trances religiosos. Entonces estaba bastante concentrado
en esta actividad, me acompañaba una amiga de esos años
pequeñita, ligeramente rubia, pero feroz. la mayoría de los hombres
la amaban, precisamente por su carácter de hombre; no se imaginan
el nudo homosexual que se dilucidaba en esos adolescentes brotados de acné
esta mujer y yo leíamos aquellas cosas, y el sol radiante nos pegaba en la cara
era un día precioso, por eso creo que aún lo recuerdo; yo y esta mujer extraña
leyendo sobre el peyote, viviendo precisamente en un desierto, de otro estilo claro,
pero un desierto al fin y al cabo, que reflectaba ese sol directamente a nuestros ojos
la clase de Orientación no existía prácticamente, era una hora muerta, o bastante viva
prefiramos, que sacaba del hastío de la jornada escolar a todos estos adolescentes
atrapados en este desierto sin peyotes, pero con unas ganas incontenibles de conocerlo todo
sobre todo aquello que los mayores ocultaban; eso, eso queríamos hallar, embrujos, sexo, amor,
drogas; yo y mi amiga pequeña lo buscábamos con más rapidez y desesperación si se quiere
y me gustaría pensar que lo encontramos, ella a su modo y yo en el mío. no sé nada de ella hace
un par de años, creo que está bien; instalada, ganando dinero, quizás algún hombre la acompaña.
yo lo encontré, y es esa la razón de tanta escritura, y de deseos irrefenables de seguir buscando
aunque ya lo halla encontrado. yo y yo y yo yo yo y el peyote



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